El Silencio: camino a la plenitud

A través, del Silencio, encontré una vida más sana y plena. Durante mucho tiempo, estuve presa del llanto, secuestrada por el miedo y la ansiedad, y a pesar, de haber formado parte de movimientos cristianos toda mi vida, buscaba mayor cercanía con Dios, como si hubiera sabido que con ello iniciaría mi camino hacia la plenitud. San Agustín, dijo “nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descansa en ti.”

El viaje es hacia adentro de nosotros

Estamos acostumbrados a buscar afuera de nosotros mismos y así se nos pasa la vida. Como dice la frase de un ermitaño “… casi todas las personas, viven en la periferia de su ser… lo trágico no es la muerte, lo trágico es que un hombre pueda morir sin haber tenido la más mínima idea de la riqueza infinita que tenía dentro.” 

Cada día, me preguntaba a dónde ir para “encontrar” a Dios. No tenía idea que el viaje era hacia dentro de mí, en el lugar que nos encontramos con nosotros mismos.

Lo que es y lo que no es el Silencio

El silencio no es una práctica más que aprendemos, o al que vamos solo para relajarnos; tampoco se trata de poner la mente en blanco.

Desde la perspectiva religiosa, el silencio es una oración de relación íntima y profunda con Dios, en silencio; ahí se descarga del inconsciente el material tóxico de los pensamientos y emociones, descansamos en cuerpo, mente y espíritu, mientras somos transformados y liberados. El silencio nos prepara para recibir el regalo de la contemplación. 

 La respuesta del Espíritu Santo

Por años me fue difícil perseverar en madrugar; no tenía una hora definida para mi primer silencio del día. Mi voluntad era pobre. Le pedía al Espíritu Santo madrugar y cuando nació El Club 5am de Latinoamérica, sentí que fue la respuesta a mi petición. Desde entonces mis amaneceres son un tesoro.

Pasos para el Silencio

Se hace dos veces al día, en la madrugada y en la noche, veinte minutos cada vez.

  • Elijes una palabra sagrada, de una o dos sílabas como símbolo de tu intención a consentir la presencia y acción de Dios en tu interior:  Dios, Abba, Jesús, amor o paz.
  • Te sientas cómodamente, cierras los ojos e introduce tu palabra sagrada. 
  • Cada vez que te das cuenta de que estás reteniendo un pensamiento, regresas a tu palabra sagrada.
  • Al final del período, permaneces en silencio, con los ojos cerrados por uno o dos minutos más.

“Arroparse en el silencio creador antes de que salga el sol es despertar a una vida de milagros” Amaneceres Milagrosos, Aida María Herdocia

Martha Gabuardi

Generación 3

Nicaragua

4 respuestas

  1. Que belleza de Escrito. Me encanta siempre leerte y escucharte querida Martha. Muchas Gracias por compartir tu testimonio ❤️

  2. Que lindo todo lo que nos compartes.
    Yo estoy en ese camino y quiero seguir aprendiendo.
    Gracias Martha