No juicio: comprensión y aceptación

Desde adolescente, cuando escuchaba comentarios sobre otras chicas, me sentía incómoda; me quedaba callada, lo que me generaba una sensación extraña, pues no estaba bien. Para entonces, no sabía del “no juicio” ni qué significaba el comportamiento de mis amigas. No compartía con ellas lo que me sucedía ni hablaba de mis sentimientos. Tenía miedo a que me juzgaran.

En la Biblia hay dos frases muy poderosas sobre juzgar a los demás:  “porqué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, más no te fijas en la viga que está en tu propio ojo” y “con la medida que midáis, se os volverá a medir”. Y es que los seres humanos a veces nos consideramos “jueces”.

Cuando juzgamos, creemos que nuestra visión es la correcta, analizamos a las personas o situaciones desde los lentes que llevamos y creemos que es la verdad es absoluta. Observamos la realidad poniéndole etiquetas, según los  valores y creencias con las que crecimos. Por ejemplo, juzgar a las personas por su religión, por su orientación sexual, etc.

El no juicio: estado de “comprensión”

Sé que no soy perfecta y seguramente en algún momento he emitido algún juicio sobre determinada situación. Sin embargo, he elegido comprender que lo que vive cada persona es suyo, que son sus propios procesos y aprendizajes. Debemos ver las experiencias de otras personas con ojos de comprensión y amor.

Desde octubre de 2021 soy parte del Club 5am de Latinoamérica. Estos ocho meses han sido de crecimiento personal. En el bloque intelectual he aprendido, desaprendido, abierto mi mente y corazón para  partir de  cero. Alguna vez, escuché a una psicóloga, ella dijo que estar en estado de “no juicio” también nos coloca en estado de “comprensión”. Esto me resonó y me parece que son dos conceptos relacionados entre sí.

Si no conocemos la historia de una persona es fácil que la juzguemos, mientras que cuando nos ponemos en su lugar,  comprendemos con mayor facilidad su decisión, su elección, su forma de vida.

El no juicio, estado de “aceptación”

También aprendí a no tener miedo a ser juzgada y he elegido vivir liviano. Debemos confiar en quienes somos y en nuestra esencia. También hay una vinculación entre el “no juicio” y la “aceptación”. Cuando estamos en estado de aceptación, vivimos con mayor fluidez y dejamos ser y estar a cada persona también en su propia realidad y su estado de consciencia. Prioricemos nuestra paz, elijamos vivir libre de juicios. Lo más humilde y sensato que podemos hacer es colocarnos frente al espejo, mirar nuestro interior y trabajar las cosas que tenemos que mejorar en lugar de enfocar nuestras energías en juzgar a otros. Cierro con esta frase de Buda “Un paso a la sabiduría es no juzgar”.

Margini Aromi Herrera Amador

Generación 10

Nicaragua